domingo, 19 de enero de 2014

Cosas de mayores

Que la Liga de Fútbol Profesional es una de las competiciones deportivas más seguidas del Mundo Mundial no lo pone en duda ni el Fiscal del caso Noos. Pero tampoco nadie puede poner en duda que sus dirigentes parecen empeñados en cargarse esa popularidad por la vía rápida. No me refiero solamente al bipartidismo al que nos obligaban antes de la llegada de Simeone al Calderón, también es notorio que el ramillete de horarios jalonando las tardes y mañanas desde el viernes hasta el lunes no hace ningún bien al interés del espectáculo.

Pero lo que ya supone una cortedad de miras tremenda es la hora escogida para algunos encuentros. Eso de empezar un partido a las nueve, nueve y media o diez de la noche, en plena estación estival es condenar a las gradas a sufrir las inclemencias del tiempo directamente ya que pocas nalgas van a posarse sobre ellas. Peor tampoco en casa. Yo si que veo los partidos del Atléti sean a la hora que sean. Incluso me he levantado a las tantas para ver los de pretemporada por esos mundos de Dios. Pero tengo un atletiquino en casa con 7 años que cuando el equipo colchonero juega en domingo va corriendo a mirar la hora ya que sabe que, empezando a las 21 h. y teniendo él que entrar en clase doce horas más tarde, se va a tener que ir a descansar sin terminar siquiera la primera parte. En cope, con partidos a las 22:00 h. entre semana pasa tres cuartos de lo mismo.

Eso si, la Champions la ve. Se acuesta un poquito más tarde de lo habitual, pero lo ve. Cosas de una competición bien organizada.

viernes, 17 de enero de 2014

Los tiempos están cambiando


Vivimos momentos tensos. Una protesta vecinal puede convertirse en una batalla campal sin mediar palabra. Unas palabras se transforman inmediatamente en armas arrojadizas que quedan más allá de la fina línea que separa la gracia del insulto. Las verdades se tergiversan con la facilidad con la que un cubito de hielo se convierte en agua. Los tiempos deben andar cambiando, como decía Dylan, y la ruleta todavía anda girando.

La propuesta de la FALCAP de no abrir los centros comerciales el domingo de Carnaval ha cogido por sorpresa a una ciudadanía que se va acostumbrando a asociar a don Carnal con polémica y división de opiniones. Cuando no son las eliminaciones de murgas por un jurado demasiado tiquismiquis es el Entierro de la Sardina, cuando no la tamborada, el horario o hasta las retransmisiones de la Champions.

Y es que la duda se encuentra en si nuestra fiesta está lo suficientemente madura para competir con la apertura de centros comerciales o si necesita de una protección especial. Según podría entenderse ante kla propuesta de la Federación (eminentemente comparsera) el Desfile del Domingo de Carnaval no es lo suficientemente atractivo para evitar el éxodo camino del Faro de los pacenses. Otra parte de la ciudadanía piensa que ante el reclamo de un domingo en Badajoz con tiendas abiertas, hostelería y Carnaval pueden completar una oferta inigualable. Es decir, que hay tiempo para que los visitantes (aumentados en número para acudir a los centros comerciales) presencien el desfile, degusten unas cervezas y unas tapas o hagan una comida completa y, ya en la tarde, sin otra actividad carnavalera que las actuaciones de Murgas en bares y restaurantes, se encaminen a engordar las arcas de Primark, El Corte Inglés o Inditex.

La razón que se añade desde la dirección de FALCAP para este plante es otra. Según la Federación, son numerosos los comparseros que trabajan en los Centros Comerciales que abrirán ese día. El propio Luis Pajares señalaba que de 100 trabajadores de Primark en Badajoz, 30 salen en distintas comparsas. También supone FALCAP que será muy difícil que todos puedan librar ese día y que de ser así, lo tendrán difícil en siguientes ediciones si se sienta este precedente. Estamos, por tanto, ante un conflicto laboral con unas empresas que son duras en este sentido, desde luego, y que, en muchos casos, exigen "esfuerzos" a sus trabajadores por encima de lo pactado. "Esfuerzos" que sus trabajadores deberían denunciar ya que en muchos casos se sobrepasan los límites de lo soportable por un trabajador (me contaba vía twitter una trabajadora que no les dejan ni ir al WC). Pero desde las administraciones local y regional se ha anunciado una mediación para facilitar la incorporación de esos trabajadores al desfile sin perjuicio para la empresa ni para ellos.

Todo el mundo espera que esa mediación pueda dar sus frutos no solamente para los trabajadores del sector del comercio, también para policías, camareros, sanitarios, locutores... que en esos días también trabajamos, aunque algunos tengamos la suerte de contar con unos "jefes" comprensivos que nos permiten desplazar días de nuestras vacaciones al entorno de don Carnal.

La libertad de horarios, general y sin proteccionismo (aquí solo se permite abrir el primer domingo de cada mes) , beneficia al consumidor, crea puestos de trabajo y desarrolla la economía... siempre que los "esfuerzos" no los realicen siempre los mismos, sino que haya contrataciones para cubrir las horas añadidas. En eso también debe mediar la administración y velar por que se cumplan horarios laborales estrictamente.

Pero en lo que nos afecta, lo importante es que el Carnaval no se resienta, que siga siendo referente del Turismo y el Ocio de nuestra ciudad y que no se instrumentalice por sectores políticos para hacerse con un puñado de votos. La amenazas y chantajes están fuera de sitio. Así es como se tensan los tiempos. Así es como también cambia nuestro Carnaval. Y la ruleta no para de girar.

lunes, 13 de enero de 2014

Simpático pero hijo de puta


Los tres asistentes entran en la habitación del Brillante Camarada acompañados cada uno de una pareja de jovencitas camareras. Mientras uno de ellos despierta al Líder Supremo con una pluma perfumada con aroma de azahar, las seis chicas preparan el agua para lavar, afeitar y refrescar su rechoncho rostro. Es el asistente más fornido el que ayuda a vestirse al tirano mientras que el otro, el de las gafas tipo Lenon, es el que lee los actos programados para ese día. Un ritual que sigue mientras el cortejo matutino atraviesa los pasillos que conducen al comedor. La voz del Lenon Coreano solo es interrumpida cada cierto tiempo por el sonido de tacones chocando. Los guardias están obligados por mandato a hacer resonar sus botas al paso del dictador, pero ellos, además, compiten por ver quien lo hace más fuerte y cual provoca el golpe más sonoro. En el comedor presidencial le espera Ri Sol-ju con su eterna sonrisa. Kim Jong-un se sienta tras dar un beso en la mejilla a su esposa y otro en la frente a Kim Ju-ae, la hija de ambos, sentada en el medio de la mesa. Todo ha quedado en silencio en el comedor. Ni siquiera uno de los camareros se atreve a espantarse la mosca que se le ha posado en la nariz. Todos miran, absolutamente inmóviles, la señal del Líder que llega con el movimiento torpe de una mano, sin gracia, sin estilo, pero es la que desencadena todo: el desayuno es servido.

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domingo, 5 de enero de 2014

Exceso de celo... y de sapiencia

Mezcla de sentimientos en la vuelta a casa tras una cabalgata que ha sido realmente genial. La culpa la tuvo un agente de la Policía Local que, supongo superado por los nervios y el trabajo de un día como el de hoy, se extralimitó en sus funciones, entre las que no están juzgar ningún hecho.

Pero me explico detenidamente. Salimos con toda la familia en la Touran del Parking San Atón sabiendo que el regreso a casa no iba a ser ni corto ni fácil, pues había mucha gente y mucho vehículos en las calles que estaban todavía, la mayoría cortadas, aunque poco a poco se iban abriendo algunas al tráfico. Ello nos obligó a dar un rodeo que nos llevó a Ramón y Cajal. Aprovechando esta circunstancia, pasé por la Calle Pablo Julio Martínez, como suelo hacer cada vez que tengo oportunidad (por motivos que muchos comprenderéis). Al proseguir por la Avenida de Huelva descubrimos que un vehículo de la policía cerraba el acceso a la Avenida Villanueva. Los coches que me precedían de lejos giraban por la calle Antonio Ayuso, mientras que el inmediatamente anterior a mí dio la vuelta atravesando el bulevar, lo que yo imité con idea de comprobar si la Avenida de Europa y Fernando Calzadilla ya estaban transitables. El coche que iba de lante mía atravesó la Avenida para continuar por la Calle La Bomba y yo, tras unos momentos de duda, me lancé por la Avenida de Europa con la idea de girar en la Plaza de la Constitución si es que no era posible continuar hacia adelante, puesto que intuía las luces de otro vehículo policial tras la fuente.

Me estaba ya acercando al citado cruce en la Plaza de la Constitución cuando un Policía Local se vino hacia mi, cerrándome de frente el paso con la moto y con todas las sirenas encendidas.

- Buenas noches! No se puede tirar por aquí? - le dije bajando la ventanilla.
- De donde vienes tu? - me preguntó violentamente.
- De la Calle La Bomba...
- Tenias el coche aparcado allí?
- No, es que he ido siguiendo los desvíos hasta...
- ... hasta que has quitado la valla! - me interrumpió alzando la voz.
- No, yo no he quitado ninguna valla - dije sorprendido. - No había ninguna valla.
- Si, hombre! La has quitado porque eres el primer coche que pasa por aquí.
- Mire, que necesidad tengo yo de ponerme a quitar vallas?
- Mira, date la vuelta y no vuelvas a quitar ninguna valla!

Obedecí y cuando estaba dando la vuelta le dije:

- Que sepa usted que no he quitado ninguna valla.

Él me miró e hizo ademán de descabalgarse de la moto.

- A que todavía te denuncio! - me dijo con ensayado tono de perdonavidas.
- No me amenaces! - repliqué. - No me amenaces y menos delante de los niños!
- Ya está! Échate a un lado y espera ahí hasta que yo vaya! - me dijo ya en pie.

De nuevo hice lo que me dijo y con paciencia esperé dentro del coche mientras mis hijos preguntaban en el asiento de atrás "Que pasa, Papá? Que pasa?". Ya, al buen señor le dio por acercarse a mi ventanilla:

- Mira no te voy a poner la denuncia por la noche que es...
- Y porque no hay de qué denunciarme, caballero. - le interrumpí yo. - No he quitado ni esquivado ninguna valla. He llegado aquí sin desobeceder ni una sola señal, no sé como podría denunciarme...
- Si has quitado un valla y punto, porque yo estoy allí y salvo tu no ha pasado ningún coche!

A todo esto ya eran tres o cuatro los coches que habían subido por la Avenida de Europa mientras hablábamos y otros tantos los que la habían atravesado en dirección a la Plaza del Pilar.

- Mire, caballero. Usted me denuncia y luego ya veremos quien puede demostrar la verdad. Yo he salido de Ramón y Cajal por la Calle Pablo Julio Martínez...
- Esa calle no existe! - me interrumpió, de nuevo, gritando.
- Si existe! - le dije airado.
- Pues se llamaría así antiguamente! - me respondió. Ante esto, yo ya no sabía que hacer. Los nervios me estaban haciendo mella y yo lo que quería era salir de allí, con la denuncia si era necesario, sabedor de que no era culpable de nada.
- Mire, esa calle existe y la conozco muy bien. Si quiere denunciarme, denuncieme ya de una vez!
- Jose, déjalo ya! Por favor! - me dijo mi mujer.
- Hazle caso a tu mujer y vete ya - me dijo el policía, supongo que buscando una salida al berenjenal en el que se había metido.

Por la noche que era y por no poner más nerviosos a los niños arranqué el coche y nos fuimos mientras veía por el retrovisor como otro coche pasaba por el mismo sitio donde yo había dado la vuelta sin que este agente le dijera nada.

Insisto, comprendo que para él habrá sido una noche de nervios. Por lo que pude entender había abandonado su puesto y alguien había quitado alguna valla y se le estaban colando los coches. No sé, esto son suposiciones. Pero el susto no nos lo quita nadie, sobre todo a los niños, y el disgusto en una noche que debería ser de alegría e ilusión.

Por el respeto que le tengo a la Policía Local de Badajoz, en la que tengo buenos amigos y de la que conozco la importante labor que realizan me gustaría que se me respondiera si estos son métodos habituales, si este agente podría acusarme de algo, si deben los agentes conocer el nombre de las calles de su ciudad, si es normal que se hable de tu y en ese tono a los ciudadanos que pagamos con nuestros impuestos sus sueldos. Se trata de preguntas retóricas. Sé que no es así y que este habrá sido un caso aislado. aun así me gustaría una disculpa, si no es de este agente en particular, de algún responsable.

Ah! Y si es verdad que debo ser denunciado sin haber hecho absolutamente nada, estaré encantado de recibir la denuncia. Soy José Luis Lorido García. El resto de datos, a través de correo electrónico.

Epifanía

En Badajoz Baltasar es apellido. Al Rey Mago negro todos lo llaman por su nombre: Jorge. Y que nadie le hable de ayudantes. Él no los quiere. Se basta y se sobra para repartir ilusión y caramelos en la cabalgata y en San Francisco. Siempre es el último que sube. Siempre resuenan en la Plaza los bellos y engolados timbres de Emilio González Barroso llamándolo: "Se ruega no entretengan más al Rey Baltasar y le permitan acceder hasta el Templete". Y en el rostro de Jorge Baltasar Mendoza destacan sus dientes, dientes... que es lo que les gusta. Y luego se desatan las risas cuando manda a la cama a los niños. y cuando les dice que les dejen un polvoroncito y una copita de anís. "Bueno, anís no, que estaremos trabajando", siempre se corrige. Pero él ya lo ha soltado... por si alguien pica. Y se marcha a repartir regalos. Y al día siguiente echa unas tapas. Y es que Baltasar no lleva pintura aunque el betún le sobra. Baltasar.

Melchor y Gaspar son más serios y, aunque parezcan mayores, más inexpertos en estas lides. Cosas de la magia en Badajoz. Es la misma magia que ha hecho que estos días de vísperas los mismos que hace poco propugnaban un estado laico (aconfesional es el que tenemos) y que son adalides de las corrientes republicanas (a las que yo podría sumarme, aunque no con la clase política que gastamos en España) quieran hacer de ayudantes de los Reyes Magos. Dicen que sus Majestades siempre hablan bien de la ciudad cuando suben al templete. La verdad es que no veo yo a Celestino apellidándose Baltasar y yendo a Artifes a comprar un bote de maquillaje color chocolate. Pero bueno, a lo mejor lo logra este milagro Pascual de la Epifanía. A lo mejor cuando en su partido vuelvan a apostar por atacar a los católicos son ellos los que alzan la voz contra el laicismo militante. Que os caigan muchas cosas.