miércoles, 15 de agosto de 2012

Tejeritos con palestinos y rastas

La patética imagen de un diputado regional jaleando el asalto de un supermercado podría ser una mera anécdota comparada con la que están preparando desde los sectores más facciosos de la izquierda radical.

A lo mejor usted lo ha recibido en forma de correo, como el enlace colgado por un amigo en Facebook o en un enlace de twitter: el movimiento Democracia Real Ya, los chicos del 15-M, la corriente Construyamos la Izquierda, el equipo de petanca sobre hielo de su barrio o Dios sabe quien le invitan amablemente a convertirse en golpista por un día. Siéntase como Hugo Chávez al mando del MBR200. Experimente la subida de adrenalina que tuvieron los civiles al aperarse de sus vehículos en la Carrera de San Jerónimo. Sea uno más de los que pretenden ocupar el Congreso de los Diputados el 25 de Septiembre al original grito de "Somos el Pueblo, tenemos razón".

Es esto una locura más de este periodo convulso y con ideologías de mierda o habría que tomarlo más en serio? Como en el caso de Sánchez Gordillo lo más peligroso no será la acción en sí, sino las estúpidas justificaciones de los líderes políticos que quieran pescar votos y los silencios culpables de los que no quieren perderlos. Como en el asalto del Mercadona, la Policía tendrá que actuar y todo quedará en unos incidentes con los más violentos de estos perroflautas y nostálgicos "YoCorriDelanteDeLosGrises". Pero saldrán a la palestra Llamazares, Cayo Lara, Willy Toledo (!) para hablar de actos simbólicos, de formas y fondos y demás gilipolleces. Se callarán o mirarán para otro lado los Rubalcaba, Soraya Fernández, Maria Antonia Iglesias... y hasta Rosa Díez y Toni Cantó y los representantes del Partido Popular. Se sentirán culpables y seguirán escondidos los miembros de gobierno, como hicieron los del anterior gobierno, autoflagelándose no tan fuerte como deberían por su tremenda ineptitud cargada de complejos, caldo de cultivo ideal para esta situación.


Y todo ello pondrá una piedra más en el muro del pensamiento único: No lleves la contraria. No hables. No manifiestes tus creencias en público. Son agresivas para el resto. Tus gustos también. Tus costumbres no digamos. El pensamiento único decide de lo que se puede hablar y de lo que no. Los propios borregos se encargarán de acusar al que no siga al rebaño. Eso si... compra El País. Ya estaremos más cerca del Gran Hermano.