viernes, 20 de agosto de 2010

Iphone 4: Una Odisea Despacio

Origen

Despacio. Despacito va esta historia de mi nuevo Iphone y eso que hace ni una semana que comenzó. El pasado viernes se me ocurrió preguntar por el teléfono deseado en una tienda distribuidora de timofónica. No lo tenían pero la chica, muy amable, por cierto, me informó de las numerosas ofertas que estaban haciendo a lo clientes a los que, como a mí, les había caducado la permanencia. "Hasta 150.000 puntos regalan", me dijo. Así que, de vuelta a casa, me puse a calcular en el canal cliente de M*v*st*r por cuanto me podía salir el nuevo juguetito de Jobs.

¡Gratis si escogía la opción de 25€ de tarifa de datos! "Buena oferta", pensé. Así que a la mañana siguiente me puse manos a la obra: 2236 en el móvil y la primera en la frente, era de pago. ¡25 cts. el minuto y 17 de establecimiento de llamada! Bueno, el Iphone lo merecía. El primer chaval, muy agradable, no sabía nada de esos puntos que estaban dando pero, con su acento del otro lado del charco, me intentaba vender un Iphone 4 a 300€ con la tarifa premium. "Lo van a poner duro".

Pero no me rendí e insistí. 2236 (no llaméis nunca a este número, por cierto, he aprendido que desde el 1004 te pueden pasar sin costo alguno para tí) y otra chica un tanto empanada. Yo hice mentalmente la resta de hora y me salió que en Bogotá, Lima, Quito o sabe dios desde donde me estuviera hablando, eran las 5 o 6 de la mañana, así que lo comprendí. Lo que no comprendí fue que se cortará la llamada justo cuando le dije que quería miles y miles de puntos gratis. La siguiente llamada también se cortó. Y la siguiente. Pero ya por fin dí con una tal Clara que me atendió con diligencia y presteza, comprendiendo a la primera mi petición. "Sí, señor. le puedo añadir 135.000 puntos a su saldo acumulado". Perfecto, 135.000 sigue estando dentro de las posibilidades, el movil de la manzana me costaría unos 66€. Comprendí la rebaja porque tampoco soy un cliente premium, aunque tengo una antiguedad amplia y unos cuantos productos contratados con ellos.

Todo perfecto. Ya que no podía presumir de teléfono, presumía de bono. Ocho letras y números que eran el pasaje al nuevo mundo del creador del Mac.

La Búsqueda

Ese mismo sábado busque por un lado y por otro, en decenas de tiendas algún terminal que intercambiar por mi código pero no hubo suerte. Ni uno en todo Badajoz, pero muchas promesas para la siguiente semana. No tenía problemas en esperar.

El lunes continué llamando y visitando los establecimientos de telefonía sin suerte aunque en Gabardino me aseguraron que llegarían "hoy o mañana". La cita se acecaba.

El martes volví a la carga en otros cuantos mostradores pero fue ya por la tarde cuando, comunicándome de nuevo con Gabardino me dieron la feliz noticia: "Aquí tengo un par de ellos". Allá que fuimos.

El Golpe

Lo que se presuponía una tarde feliz no tardaría en convertirse en un momento de profunda tristeza y decepción, en primer término, y enfado y cabreo más tarde. El comercial de Gabarnino introdujo el código en el ordenador mientras yo daba vueltas y vueltas a la caja de Iphone 4, ansioso y expectante. En unos minuto la abriría y comenzaría a enredar con él. No me lo podía creer. De repente, un sobresalto: "Son 267€, no?". Ahora si que no lo podía creer. Por lo visto de los 135.000 puntos prometidos no había ni rastro. "Tranquilo, no eres el primero al que le pasa. Llámalos, reclamales los puntos y yo te guardo el teléfono".

Los Tramposos

No voy a enumerar cada una de las llamadas que entre esa misma tarde y el día siguiente realicé al 2236, al 1004, al 22472. Ni las visitas a la tienda de Timofónica. Ni la desesperación cuando te mandan de un teléfono a otro. Ni la frustración de dar una y otra vez la misma explicación. Lo resumiré diciendo que el martes por la tarde todos los operadores tenían una incidencia en sus ordenadores y que no podían decirme donde estaban esos 135.000. Que el miércoles, en el departamento de bajas donde fui aconsejado por la chica de la tiendafoníca y donde encontré la primera voz sin acento, me reconocieron que esos puntos me habían sido asignados pero que ya no estaban activos. Que a partir de ahí todos reconocían lo de los puntos pero ninguno tenía posibilidad para poder activarlos. Incluso Sandra Jaimes me dio otro teléfono donde me aseguró hasta tres veces que me darían los puntos. llamé pero nada, por supuesto.

Por fin, a las cuatro y media de la tarde, Sergio Buitrago me activó los 135.000 y me emitió de nuevo el bono. Un bono que a la hora y quince minutos no había llegado. Llamé de nuevo y tras tres operadoras que me aseguraban que el bono estaba en trámite de emisión, con los 135.000 puntos incluídos, volví a contactar con otra operadora sin acento que me hizo volver al punto de partida puesto que me dijo que ni existía bono, ni los puntos extra, ni nada de nada. Casí llegué a creer que no existía ni Billy Wilder, ni Al Pacino, ni la propia Timofónica (perdón M*v*st*r).

La decisión de Vophie

Tras colgar, no tardé ni dos segundos en estar delante de este mismo portátil introduciendo la dirección de Vodafone en el firefox. Portabilidad y 200 cucos que me cuesta el Iphone pero que se ven compensados a lo largo del primer año con la sensible reducción en las tarifas. De 20€ de tarifa de voz a 9'95 y de 25 de la de datos a 15.

El Padrino

Me dicen que ahora me llamarán del departamento de retenciones de M*v*st*r para hacerme una buena oferta. Pues ya puede ser buena porque, como digo, le saco hasta dinero con el cambio y solo en el primer año. Además tendrán que añadirle los minutos gastados en el 2236 de alguna forma. Ya me he hecho a la idea de cambiarme a Vodafone. A los otros, si llaman, yo seré quien les haga una oferta que no podrán rechazar.
 
  Operador de Movistar intentando vender un Iphone a un incauto cliente