domingo, 13 de septiembre de 2015

Agua para el sediento

 
(Publicado en Iglesia en Camino del 13/09/2015)
 
Wake me up when september ends. Green Day es la primera referencia sobre el Nuevo Punk Rock (especialmente californiano) que se viene a la cabeza. Nuevo con todas las comillas del mundo porque el grupo data de 1986 y Billie Joe Armstrong, el eterno adolescente de voz tan sobradamente característica como para ser imitado hasta el extremo, es terriblemente mayor, tanto que tiene dos días menos que este que escribe.

Pero Green Day no ha destacado nunca por los valores que puedan trasmitir sus letras. Polémicos furibundos, han sabido siempre conectar con un público ávido más de los skates y los graffittis que de manifestaciones religiosas o solidarias. Esa es la característica que pudiera separar a los de Berkeley con The Thirsting, una banda nacida en Portland, Oregón de la mano de Daniel Oberreuter y que proclama en su página web que "su misión es inspirar a la gente a amar y seguir a Jesucristo a través de la Eucaristía, María y el rosario, y todas las enseñanzas de la Iglesia Católica".

La música de The Thirsting tiene bastante de Green Day, como en Hail Holy Queen, pero también de referencias más clásicas del Punk o de la New Wave post Punk: Clash, Iggy Pop, Exploited... Todo vale para alabar a Cristo o a la Virgen y para extender la costumbre del Santo Rosario, del que Oberreuter se delara fiel devoto y asiduo practicante. Resulta curioso ver en sus videos ondear los colores blanco y oro del Vaticano, con el escudo de la Santa Sede incluído. De momento solo han publicado un par de discos... pero en Soundcloud, Youtube y las plataformas habituales se puede acceder facilmente a la música de El Sediento.

jueves, 3 de septiembre de 2015

Aylan Kurdi


No me puedo quitar de la cabeza esas suelas naranjas. Solo las suelas porque si recuerdo la imagen de su cuerpecito, de su cabeza, de la camiseta roja, de los pantaloncitos cortos... se me pone un nudo de sangre y lágrimas en la garganta. Aylan va a marcar un tiempo, un conflicto, una emergencia humanitaria que, tristemente, recordaremos por la identificación que hacemos, inevitable, del cadaver de un niño que nos recuerda "nuestros" niños. Como si Aylan no sea nuestro también.