domingo, 4 de enero de 2015

Campanas de Belén

Cuando ya se acerca la festividad de la Epifanía del Señor y cerraremos las fiestas navideñas con los regalos o el carbón de los Sabios de Oriente. Cuando se pone fin a este tiempo que enternece al más pintado y nos devuelve recuerdos que estarían bien en el bolsillo más cercano al corazón durante el resto del año. Cuando los villancicos que hablan de Melchor, Gaspar y Baltasar siempre nos parecen pocos es momento de echar la vista atrás para recordar a manera de ejemplo uno de los eventos musicales que, dedicados a la Navidad, se han celebrado recientemente.

Fue la cita que estaba prevista para los sábados 13 y 20 de Diciembre. Por segundo año consecutivo, y a pesar de los cambios en su Junta, la Hermandad del Cristo Yacente y Nuestra Señora de las Lágrimas, el Santo Entierro de San Agustín, organizaba los Villancicos Solidarios con la colaboración de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Badajoz. El primero de los días designados el cielo derramó retumbante un riego inmisericorde con los grupos que estaban preparados para intervenir en este evento, ante lo cual hubo que suspender el acto en sus tres enclaves: Plaza Alta, Plazuela de la Soledad y Plaza de España. El siguiente sábado, el 20, si pudo llegar a celebrarse con la participación de coros escolares, academias de baile, grupos de coros y danzas, murgas señeras como Ad Libitum u otras muchas agrupaciones que tenían el objetivo de recaudar alimentos o ayuda monetaria para los más necesitados del Casco Antiguo Pacense. El pasado sábado 27 se consiguió reunir a algunos de los grupos que debían haberlo hecho el primer día para actuar en esta ocasión en un único marco: el Paseo de San Francisco.

Sones flamencos, villancicos populares y también los que saben más a Extremadura, unidos a el baile y el arte de nuestra gente. De la gente más sencilla y cercana, la que es capaz de ceñirse un gorro, anudarse una bufanda y lanzarse a las calles a buscar ángeles que quieran ayudar a otros. Sentimiento y esperanza ante el Portal y con el fondo de la Torre de Espantaperros, la estatua de El Porrina o arropados por la Catedral de San Juan Bautista. Una canción a cambio de un litro de aceite. Un polvorón por un abanico al aire. Manolillo Chiquito, Rey de los Cielos, Rey de los Cielos... que has nacido pequeñito sin amparo y sin consuelo... Feliz Navidad y Feliz Año a todos.

(Publicado en Iglesia en Camino)