miércoles, 15 de diciembre de 2010

El Seise del Albaicín da cuerda al Reloj

Supongo que no era el más carismático. Ni si quiera el más comercial. Por supuesto, él tenía claro que el trono de la leyenda era para otros pero Enrique Morente tendrá por siempre un sitio en el Olimpo del Flamenco por su ineludible cita con la originalidad, con lo nuevo, con los puentes y las canoas y mucho más allá.

Pudieran gustar o no, sus experimentos junto a Lagartija Nick, Los Planetas, Amaral, Sr. Chinarro hicieron del flamenco en el rock una aventura similar a las colaboraciones de Pavarotti con U2 o de Michael Kamen con Metallica. Eso le granjeo implacables críticas de esos señores que fuman un Montecristo tras otro y que por eso deben llamarse "puristas". Pero para Morente eso era vida también, era un motivo para vivir, para disfrutar de su arte y de su don.

Me dicen que no, que trasmitía poco, que cantando por derecho le costaba enganchar el duende. Yo lo único que sé es que el legado más reciente que nos ha dejado, dos discos "en directo" y uno dedicado a su eterno Lorca, están llenos de verdad y de arte. Muchas veces la búsqueda de la perfección eclipsa la estética.

Y su familia, no solo Aurora, no solo su hijo, dotado para sacar notas de una tripa de madera, no solo sus hijas, artistas y cantantes como él, ni tan siquiera sobrinos, primos, ahijados... Su familia es toda esa generación de flamencos que han visto el duende en el acero eléctrico, los que son generesos con la humanidad dejando que su historia y su cultura sean de todos, los que consiguen llegar a territorios perdidos como un dia lo hicieron tantos y tantos antes convirtiéndose en grandes.

Pero que nadie me diga que se ha apagado aquel pequeño reloj. No puede ser. Tenía seis cuerdas, no solo una como otros. Alfa y Omega. Leyenda del Espacio, Granada eterna, flamenca, sin sueño. Lorca. Morente.



Para los del Feisbú: hay vídeo. Pinchad en "Ver la publicación original"

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