no se me puede olvidar
tanto arte en el Carnaval
aquella noche pude contemplar.
Fueron los primeros carnavales con un servidor trabajando en la radio. Viernes y Carlos Cano mandando a todos los pacenses disfrutar del Carnaval. No recuerdo bien las frases del genio de Granada pero si su exhortación a ocupar las calles, a vivir intensamente la libertad, a protestar y denunciar con arte...
De niño conocí a Carlos Cano a través de los gustos de mi padre. Esa voz grave pero cariñosa, ese acento tan del sur y la defensa sin paliativos de las raíces me llegaron muy dentro. Con María la Portuguesa la simpatía de mi padre por él se volvió veneración. me atrevo a decir sin temor a equivocarme que esa era su canción preferida. Alacena de las monjas, que te dan gloria bendita. Pan y alegría nunca nos falten. No es canción... se llama copla. Toda una discografía para disfrutar y para sentirse orgulloso de una tierra.
En Sevilla conviví con sus cintas, compradas en la Alameda. Junto a Kiko Veneno, Jorge Pardo o Pata Negra me acompañaba Carlos por el barrio de Santa Cruz, las tarde que no tenía ganas de ir a Tecnología de los Medios Audiovisuales (que realmente fueron bastantes, demasiadas). La voz de Carlos seguía siendo profunda aunque ya había cambiado, en sus composiciones más nuevas, la melancolía sureña por la ironía libertaria y el romanticismo corista, a partes iguales.
El día de su muerte la noticia me llegó como un mazazo. Nunca me ha entrado en la cabeza como una persona puede montarse en un avión para salir con los pies por delante. Creo que no lo entiendo porque me da miedo pensarlo. Carlos se nos fue hace justo diez años y para mi no puede ser casualidad que en el blog casi se superpongan las entradas de él y de Morente. Todavía lo recuerdo... en las noches de luna y clavel, tanto que por las playas de Isla siempre me parece oir el eco lejano de un disparo.
Y si, también hay video: "Ver la publicación original"
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