miércoles, 11 de junio de 2014

Consumismo

Esta tarde he ido a dar una vuelta a Leroy Merlín. Ayer se inauguró la nueva tienda de Badajoz y hoy media ciudad ha visitado las instalaciones. La macrosuperficie es impresionante. Todo de todo y en cantidad. Por allí he visto a manitas declarados, albañiles, fontaneros, futbolistas retirados, nietos, padres y abuelos. He visto al alcalde nunca electo de la Margen Derecha que venía de una reunión vecinal. Habían terminado la reunión y todos enfilaron a Leroy Merlín. He visto a un responsable de mantenimiento de Tesoros Piratas que me ha dicho que eso si que es un parque de ocio. Por él me he enterado de que el cemento está a la mitad de precio del más barato que venden en otros sitios. He visto un enorme pasillo únicamente para parabólicas. No era un homenaje a los 80s. Eran de última generación pero cada una de un tamaño. He visto los rollos de césped artificial con el que hicieron el Nuevo Viejo Vivero... y sobraba para el Estadio da Luz, el Calderón y Maracaná. He visto un muelle de carga que ríete tu del de la Estrella de la Muerte. He visto naves ardiendo más allá de Orión. Yo he comprado una persiana de bambú. Y tú?

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Ha subido Mónica por una razón incuestionable y me he quedado solo en la cocina. He estado un rato mirando el frigorífico y, tras beber un largo trago de agua, me he dado la vuelta y he abierto la patatas fritas... o lo que sean. Y ahí andaba yo, comiendo patatas Pringles como los Walking Dead comen cerebros, cuando, de repente me percaté de que aquello no eran Pringles. No tengo nada contra las marcas blancas. No me importa lo que un hombre haga para ganarse la vida, comprende? Pero este negocio me parece peligroso. Resulta que el cilindro en cuestión lo compré yo mismo en el Spar. Es igual que el de Pringles: rojo, letras llamativas, dibujito en medio... Pero no tiene al tío de los bigotes. Bueno y esto:


Resulta que estas pseudo patatas se fabrican en Malasia, con fécula de patata alemana. O sea, que una patata tarda en crecer lo que tarde en crecer una raíz, un agricultor teutón, un agricultón, la recoge, la manda a Malasia y allí unos productores malayos, unos productayos, hacen una pasta, le dan forma de pringle, la meten en un tubo de cartón y la manda de vuelta a Europa para que llegue al Spar de Manuel Saldaña. Cuanto tarda esto? Las patatas viajan en avión? Uf, me da escalofríos pensarlo. Me he acabado el bote. Mañana compro Nevado. Por cierto, la razón incuestionable ha dejado de llorar. Vamos a seguir viendo Masterchef.

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