Cuando cacharreaba con mi ZX Spectrum 48K y me pasaba las horas muertas con el Match Point de Psyon o el Abu Simbel de Dynamic mi profesión ideal era la de probador de videojuegos. Siempre pensé que tampoco estaría mal ser crítico de cine, cronista de conciertos, catador de licores de alta graduación o testeador de preservativos. Pero ha sido ahora cuando he descubierto mi verdadera vocación: yo quiero ser comisionado del COI. Ir a las ciudades candidatas a gastos pagados. Tirarle unos penaltis al portero campeón del mundo... y que no los pare!!! Cenar con las primeras damas de cada país dorándome la píldora. Y qué cenas!!! Recibir regalos de alcaldes y alcaldesas, parabienes de jefecillos intermedios, toda clase de dádivas por parte de jefes de gabinete, encargados de protocolo, suerte variada de cargos de confianza. Yo quiero ser comisionado del COI y decir al marcharme que es la candidatura más ideal que he visto en mi jodida vida. Dejar luego al albur de cualquier principeso homosexual las decisiones definitivas. Repetir cada año en los puntos más atractivos de nuestro planeta. No sentir remordimientos. Yo quiero ser comisionado del COI. O Director General de Empleo de la Junta de Andalucía... que se trabaja lo mismo.
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