El pasado jueves, día 10 de mayo, teníamos la oportunidad de asistir al concierto que Migueli ofrecía en el Teatro López de Ayala. Se trataba de una actuación lúdica y de concienciación en el marco del Congreso Internacional de Cuidados Paliativos que se desarrolla en nuestra ciudad. No creo que haga falta presentar a Migueli. Segedano, ciudadano del Mundo, volcado en la evangelización a través de la música. Simpático, cercano, genial. Migueli está dotado del don de conectar con la gente. El público de sus conciertos suele empatizar desde el primer momento con lo que Migueli quiere transmitir, que se resume básicamente en dos pilares: buen rollo y compromiso.
Migueli presenta sus canciones, las de siempre y las más recientes, siempre con un buen humor que nunca está exento de mensaje. Pero además Migueli se lanzaba hace unos meses a un proyecto realmente entrañable. Se trataba de El Amor lo arregla todo, el que hoy por hoy es el último disco (por ahora) de su ya extensa producción. Un disco que, bajo el epígrafe de Canciones para niños cantadas por niños, recoge un material educativo encargado por la Editorial Santillana para acompañar a los libros de Religión. Migueli da rienda suelta a su espíritu más puro para acercarse a la forma de los niños de ver el Mundo, a los demás, a Dios... Una auténtica genialidad que se acompaña de una música acorde a la intención: pura, casi ingenua, pero cargada de matices.

Artículo publicado originalmente en el semanario Iglesia en Camino del 13/05/2012
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