Esta tarde comenzará una nueva y definitiva fase en el Sporting Villanueva Promesas. Con la carta de libertad en la mano, los jugadores decidían esta semana no presentarse al partido que debía enfrentarles en el Nuevo Vivero al CD Badajoz. Si se consuma esta incomparecencia (y la de la semana que viene ante el Sevilla Atlético) el equipo de Villanueva del Fresno será expulsado de la competición, al igual que sucediera el pasado año con el Cerro de Reyes.
La situación para el resto de equipos de nuestra Comunidad Autónoma en la Categoría de Bronce, aunque sin esos acuciantes problemas, no es tampoco muy boyante: el propio club decano del Fútbol Extremeño (que se encuentra inmerso en un incierto proceso concursal) vivía una minicrisis estas pasadas navidades que se ha resuelto con la marcha del técnico, Victor Manuel Torres Mestre y varios jugadores. En el CP Cacereño son varios los restrasos que se acumulan en el cobro de las nóminas, aunque los jugadores no quieren que su situación sea de dominio público, por el bien del club. Y en Villanueva de la Serena, aunque ahora parece que las perspectivas son algo mejores, también se anunciaron apuros económicos para el futuro.
Pero fuera de las fronteras extremeñas también cuecen estas funestas habas. Sin ir más lejos el Romero Cuerda, el campo del CF Villanovense iba a ser testigo también esta misma tarde de otra incomparecencia, la del Poli Ejido 2012, nuevo nombre del Polideportivo Ejido (aunque parece que el equipo almeriense ha conseguido a última hora jugadores para presentarse en la capital serona). Además procesos concursales, impagos, descensos federativos y desapariciones varias por toda la geografía nacional.
Y a todo esto, los que mandan en nuestro fútbol siguen más pendientes de arañar cuatro perras de las radios que de arreglar todo esto. Hace un tiempo se apuntaba a una remodelación de la Segunda B para convertirla en una categoría profesional al cien por cien, como la Primera y la Segunda. Ahora habría que trabajar para que, al menos, queden vivos y coleando el cincuenta por ciento de los actuales ochenta componentes de esta categoría.
Y en Extremadura, una vez finiquitado hace años el fútbol de élite, está cayendo también el fútbol modesto. Siempre nos quedará la base. Siempre nos quedarán los chavales que, a base de su ilusión y la de sus padres, luchan por conseguir un sueño. Aunque está claro que, de no cambiar las cosas, si lo consiguen, ese sueño será siempre fuera de nuestra Región.
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