miércoles, 17 de noviembre de 2010

Patrimonio de la Humanidad


Uno de mis maestros en el difícil arte de paladear flamenco y otros placeres terrenales, el Doctor Zambrano, me lo ha dicho con todas las letras: "Lori, no hacía falta... pero se agradece". Y otro maestro, del cante esta vez, Enrique Morente, le echaba una pizca de picante irónico, con matíces de denuncia: "Ahora los flamencos somos seres humanos porque antes se nos trataba como a bichos raros, bufones y cuentachistes, y ahora hasta somos útiles a la humanidad. por lo menos se me reconoce mi condición de ser humano, porque no sabía si era medio perro o medio gato". Arte.

Para que el Flamenco sea declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad no ha sido necesaria la colaboración de los flamencos. Recordemos que esto ha sido una iniciativa de los poderes públicos, principalmente de la Junta de Andalucía que tiró también de las administraciones extremeña y murciana, con el objetivo de darse más bombo ellos y de cargar de justificación las acciones y subvenciones que se reparten como el que siembra: una semilla cae en el camino donde es pisada y al final comida por las aves, otra sobre la piedra donde se termina secando, otra más en medio de la mala hierba, viéndose ahogada por ésta y otra, por fin, cae en terreno fértil, crece y da fruto.

Otra cuestión distinta son las comparaciones. Junto con el flamenco han recibido esta distinción los castellets catalanes y la sibila mallorquina, como solicitudes exclusivas de nuestro país. Con todo mi respeto para ambas manifestaciones culturales poco o nada tienen que ver con el flamenco, un arte arraigado en todo el mundo. No hay ciudad importante a lo largo y ancho del Orbe que no cuente con una academia de baile, cante o toque. Solamente en Japón hay más que en toda España. De igual manera, en Estados Unidos se acercan a esa cifra. Está claro que antes de esta declaración el Flamenco era ya universal. ¿No será que el Flamenco da pretigio a esta declaración más que al revés?

Pero, por supuesto, es positivo que la Unesco otorgue este reconocimiento. Sobre todo en nuestra Comunidad Autónoma donde las administraciones (salvo la Diputación de Badajoz, que merece su excepción por la difusión y apoyo que ofrece a los flamencos y al Flamenco en sí) aun no se quieren dar cuenta del tremendo potencial de ser la cuna de dos cantes autóctonos (Jaleos y Tangos), de contar con nombres insustituibles en la historia del cante, como José Salazar Molina, Porrina de Badajoz y su ámplia dinastía y, por supuesto, de disfrutar de un presente prometedor con cantaores, bailaores, guitarristas y músicos en general que son reconocidos como de primer orden. Tremendo potencial también en lo económico: ¿se imagina alguien lo que puede suponer ofrecer en Japón un pack de viaje a conocer el marco donde nacieron los Jaleos y los Tangos de la Plaza Alta, con fiestas flamencas incluídas, añadiendo visita a otros puntos de nuestra Comunidad para conocer los vestigios romanos, la aventura de los conquistadores o nuestro jamón que tanto adoran los hijos del sol naciente? Pues que lo piensen de una vez, a ver si esto les sirve!

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