Ya está hecho. Ya hemos vuelto a igualar nuestra mejor clasificación en un Mundial (algo que no era muy difícil) y lo hemos hecho con la punta de la... bota de Villa, frente a una Portugal que fue un equipo de diez jugadores que no tienen el nombre, el marketing y el peinado de Cristiano Ronaldo y uno más que se dedicó unicamente a levantar las manos cada vez que se tiraba al suelo.
No tiene ningún mérito lo que dije en un artículo anterior porque todo el mundo lo ve: si España es España, y no ese sucedaneo que nos ofrecieron en la fase de grupos, va a ser muy difícil ganarle. Sobre todo porque es muy difícil ganar a alguien si ni hueles el balón. En ese caso solo te queda la genialidad de una de tus estrellas. Y eso es lo que le ha faltado a Portugal durante este campeonato.
Ronaldo sigue estando negado con la selección de tu país y ayer pecó de nervios y de protestón. Supongo que debe ser muy duro: has sido el fichaje más caro del fútbol en un país donde no se te aprecia. Te suben los impuestos. La gente alucina con un tipo chiquitito que no le ha costado ni un duro a su equipo, que es el rival del tuyo. El otro rival, el vecino, consigue un título europeo con dos de tus lugartenientes en la selección. Y encima tu look fashion destacaba en una ciudad industrial como Manchester y en un país tan poco tocado con el estilo como el Reino Unido pero en tu nuevo destino solo visten como tú los "canis" de los barrios periféricos. Tan duro ha debido ser para el madeirense que, cuando le ha tocado enfrentarse con la selección de ese país que lo ha acogido con tanta frialdad, todo su afan fue marcar por lo civil o por lo criminal. La cara de Cristiano Ronaldo segundos antes de comenzar el encuentro piéndole exigiéndole a Dios su ayuda, lo dice todo. Y a muchos nos dijo que iba a perder el partido él solito. Los suyos, estuvieron biene en lo suyo. Defensa, defensa y defensa. Pocas propuestas en ataque porque el que las tenía que poner sobre la mesa estaba más pensando en lucirse, aunque fuera levantando las manos, que en conseguir algo positivo para su equipo.
Otro asunto es la animadversión que están creando algunos (capitaneados por el gran Paco González, ayer penosa la narración) contra Fernando Torres. Torres corrió, creó huecos, tuvo dos ocasiones claras y le hicieron un penalty y una falta peligrosísima que el árbitrucho argentino no se dignó en pitar. Secó a los centrales tal y como Eusebio hacía con los delanteros rivales. Y ahora hay hasta quien pide pena de muerte para él en un grupo de Facebook. Todavía escuece esa bandera del Atléti en el autobús de la celebración de la Eurocopa. Escuece también que de dos grandes estrellas de la Premier, todo el mundo alave a Torres, aparte de por su juego, por su compañerismo, simpatía y cercanía a la afición. El otro ya sabemos como cae, aunque se haya venido a España. También debe escocer que en ese duelo tu estrellita haga el partido que hizo ayer mientras que Fernando se pegaba el hartón de trabajo oscuro y poco reconocido, para que luego lo aprovechara un fenomenal Llorente que estuvo "de dulce". Menos mal que, como dice Domingo García en La Razón) Del Bosque, que tiene muchos defectos, tiene también una gran virtud: confiar en las tradiciones. Siempre salta Xavi al campo el primero. Sergio Ramos siempre dice lo mismo antes del partido. Y Fernando Torres siempre nos dá los títulos con un gol suyo. Lo hizo en Europa con la sub 17, la sub 19 y la absoluta. Este año nos dará el Mundial.
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