domingo, 13 de diciembre de 2009

Pinturas de Ana María Sánchez Serrano


Por estos días anda expuesta en la sala de usos culturales del Colegio de Aparejadores e Ingenieros Técnicos de Badajoz, en la plaza de España, una muestra antológica de la artista pacense Ana María Sánchez Serrano. Nacida en Badajoz, pero con residencia en Vitoria, en esta nueva visita a su lugar de origen ha traído una amplia muestra, compuesta por 44 obras, donde predominan los paisajes y los retratos. Sobre todo, los de grupos de gentes tocadas con coloristas sombreros, de espaldas y mirando a lo lejos.

Y aquí está una de las claves de nuestra pintora, el de la gente observando el panorama del fondo. Y es que Ana María, que está afectada de parálisis cerebral, en un claro ejemplo de voluntad y afán de superación, y viene pintando desde muy niña, con un objetivo fijo: ¡Adelante!

Obras donde utiliza el pastel y el acrílico sobre lienzo, realizadas entre 2008 y 2009, donde sobresale su visión colorista del entorno, al que trata con gran sensibilidad. Junto a sus últimos cuadros, donde aparecen figuras esbozadas, en busca de la abstracción, algunas de ellas dotadas de gran carga onírica.

Y en el centro de la sala, a modo de homenaje, la figura de su abuelo --el que fuera conocido aparejador municipal, Roberto Serrano, fallecido hace pocos años--, retrato magnífico que honra a su autora, quien, en sus tiempos de niñez, aprendió a su lado los rudimentos del dibujo y la pintura.

Los cuadros, dados los tiempos que vivimos, tienen unos precios más que asequibles, rondando entre los 150 y los 395 euros. También, decir que la exposición estará abierta hasta el día 19, con estos horarios: de lunes a viernes, de 11,00 a 14,00 horas y de 17,00 a 19,00 horas.

Vaya desde aquí mi enhorabuena a Ana María por su obra y, sobre todo, por su forma de encarar la vida, mirando siempre adelante. Y a dos personas, que, en la trastienda, unos escalones por detrás, lo están dando todo por ella: Guadalupe, su madre, persona inquieta, escritora y viajera, también de Badajoz, y Lorenzo, un caballero que tiene el corazón repartido entre el País Vasco y Extremadura, su fiel escudero.

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