Retoques sobre el original
Es discutible si nuestro presidente del Gobierno es bueno o malo, pero hay dos cosas que no admiten discusión: no sabe lo que cuesta un café y es gafe. Los ejemplos son numerosísimos, pero valga un dato: En abril, Zapatero pisa por primera vez el parqué de la bolsa y el mercado se hunde a plomo una semana después. Y no sólo eso, sino que podemos estar ante el fin de la burbuja inmobiliaria que explica los logros económicos de los que tanto alardeó en la madrileña plaza de la Lealtad.
Unos días antes, el presidente había visitado Valencia con motivo de la Copa América… y es la primera regata relacionada con esta competición que tiene que suspenderse por falta de viento en los últimos cuatro años. Valencia ha quedado muy tocada a los ojos de la organización de la mayor competición de vela del mundo, y Rita Barberá no hace más que preguntarse qué ha podido salir mal con lo bien amarrado que lo tenía todo.
No es su primer ‘éxito’ deportivo: en junio de 2005 puso a Fernando Alonso como ejemplo del buen momento del deporte español, y el piloto asturiano abandonó por primera vez en un gran premio (aunque al final se hizo con el título mundial). Por supuesto, Zapatero también deseó mucha suerte a la selección española de fútbol antes del último Mundial.
Aunque su gafe más sonado fue el de Madrid 2012: allí sentado, junto a Gallardón, los dos con una corbata con los colores nacionales… Lo demás es de sobra conocido. Para la candidatura de 2016, es dudoso que el alcalde vuelva a invitar al presidente (siempre que uno siga siendo alcalde y el otro presidente, claro).
Y es que lo de este hombre es un carrerón. Apoya a Kerry y sale Bush. Apoya a Schröder y gana Merkel. Apoya con toda su alma a Chirac en el referéndum francés de la constitución europea y gana el no, apoya a Segolene y la Royal está ya fregando suelos y viendo Ana Rosa Quintana. Por cierto, España fue el primer país que la sometió a votación, ¿y alguien se acuerda de la constitución europea?
Después de lo del Eurobasket, Zapatitos se va pareciendo ya a aquel presidente argentino, del que no diré el nombre pues trae mala suerte, al que se le prohibió la entrada a los partidos de la albiceleste. Tan sólo le faltan las patillas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario