martes, 30 de junio de 2015

Malditas palabras

Decía Wittgenstein que los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo. Y hay quien ha decidido que su mundo tenga nuevos límites. Si las palabras no representan fielmente su manera de pensar tienen dos opciones: o añaden adjetivos, o directamente las utilizan torticeramente. Así escuchamos hablar de "República Popular", "Democracia Real", "Terrorismo financiero"... se habla de "exiliados" para referirse a emigrantes, de "humor negro" para referirse al racismo más zafio, "feminismo" para el insulto y la blasfemia... Hubo otro austriaco como Wittgenstein. Aquel no era filósofo, no propugnaba la lógica, no apostaba por el silencio. Aquel ponía adjetivos como se hace ahora para hablar de "espacio vital", "nacional socialissmo" o "solución final". El populismo es el mismo.

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