Una de las consecuencias de los tiempos que vivimos es la llamada "fuga de cerebros". No hace mucho tiempo hablaba con un amigo algo más mayor cuyos hijos están ya en edad de merecer... de merecer trabajar. "No hay nada, Lorido", me decía "el mayor está en Barcelona y el chico se va la semana que viene a Alemania". Jóvenes sobradamente puteados. Es cierto que nos queda mucho por delante hasta llegar a ese "American Way of Life" que tanto se nos recuerda en el que un elástico mercado laboral proporciona satisfacción y cobertura a todos los trabajadores. Los documentales de Michael Moore, entre otros, nos demostraron que eso no era así.
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