Querido amigo:
Hace justo un año que te espero, pero no terminas de llegar. Supongo que estarás jugando un partido de fútbol sala o buscando una tela que sea exactamente como tu la ves o dando una vuelta por el Casco Antiguo... o simplemente colgado del teléfono. Que sepas que te echo de menos. Que cuando tengo un hueco en el trabajo cojo el móvil para llamarte. Que tengo todavía tu número entre los favoritos y que ahí se quedará. Que espero tu risa entrecortada cuando alguien dice algo gracioso. Que me resulta raro que no llegues cuando estamos tomando las cañas de los viernes...
Cómo me hubieras dado la vara con este Atléti! Cómo me hubieras chinchado con que Falcao huele a blanco! Cómo nos morderíamos las uñas con la Catastrophic Magic Band! Cómo estaríamos esperando El Hobbit este viernes! Cómo disfrutarías del nuevo local, sobre todo cuando terminan los ensayos!
Ahí andamos, sacando adelante entre todos una nueva actuación. Preguntándonos siempre si tal cosa te hubiera gustado, si esa letra te hubiera hecho gracia, si esa música sería la que escogieras tú. No te creerías la de gente que se acuerda de tí, que nos da ánimos, que nos quiere y nos apoya. Seguro que tu también lo sientes. No está siendo fácil. Tampoco lo era antes, pero eras tu el que siempre tenía esa palabra para cada uno, esa frase de ánimo o ese gesto de desaprobación.
Hoy volveremos a recordarte en tu colegio, del que guardabas tan buenos recuerdos. Y en unos días en un torneo de fútbol. Y después en el Teatro poco antes de que suba el telón. Y en la furgo. Como el año pasado, los que vayamos detrás pensaremos que vas delante y viceversa. Y en la calle. Y en el corazón.
Un fuerte abrazo, amigo!
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