El 10 de Diciembre del pasado año se
marchaba, tras una grave enfermedad, uno de nuestros hermanos. Pablo Julio
Martínez era un joven pacense de 30 años, creyente, enamorado de su ciudad
y participante activo de cuantas actividades tenían lugar en ella. Pablo era
conocido, sobre todo, por su labor en el Carnaval de Badajoz al frente de la
Murga La Caidita. Pero Pablo también guardaba un lugar en su corazón para la
devoción hacia nuestra Madre la Virgen de la Soledad. Hermano desde la más
tierna edad, no perdía oportunidad de acompañar a la Patrona de Badajoz tanto el
Jueves Santo como el Viernes Santo. Vibraba con el esfuerzo de los hemanos
costaleros al sacar su imagen de la Ermita. Sentía su corazón henchirse de gozo
al llegar a la Santa Iglesia Catedral. Mantenía en la retina durante todo el año
las inumerables estampas que nos brinda la Señora en su paso por nuestro Casco
Antiguo. Y para Pablo era muy importante unir su oración a la del resto de
hermanos convirtiendo en paradoja de fe la procesión de la Soledad, sin adorno
alguno pero nunca sola, al contrario acompañada de tantos fieles.
Quizás esta faceta no fuera demasiado
conocida por los que se acercaron al Pablo Julio murguero. El amor por su ciudad
y sus creencias cristianas se traducían en compromiso y devoción también con la
Semana Santa y con la Hermandad de la Soledad. "Que viva Badajoz, que viva
Badajoz! Del Cerro Reyes al Casco Antiguo parando en la Soledad" cantaba su
murga en el 2008 como reflejo del gesto de tantos y tantos pacenses que paran
unos minutos su actividad diaria para saludar a la Patrona de la Ciudad. La
Señora lo acompañe en la Gloria y consuele a todos los que los queríamos y
estimábamos, muy especialmente a su familia y, de manera particular, a su madre,
Soledad.
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