Es muy grande. Muy grande que un niño de cuatro años vibre, ría, grite, salte por los sofás y después te dé un abrazo y un beso diciendo: "Papi, hemos marcado!". Es muy grande que todo un país vibre, ría, grite, salte por los sofás y después se seque el sudor diciendo: "Joder, que bien hemos jugado!". Es muy grande.
Gracias, España. Gracias porque nuestra selección sigue dando lecciones dentro y fuera. Porque ganamos la final de la Eurocopa y las lecciones más importantes vinieron al día siguiente: un reserva (portero, para más señas) líder del equipo, el ídolo catalán gritado "Viva España", un indio subido en un autobús. Y eso que la lección futbolística había estado en el campo. Lección que el discípulo ha llevado a cabo hasta que se ha encontrado con el maestro. la Alemania de Löw olía a la legua a la España de la Eurocopa. Y el pequeño saltamontes ha reconocido, antes aún de comenzar el partido, que la empresa era demasia para él.
Alemania, que había tirado de juego y tiki taka, apostó desde el principio del partido por Gerd Müller más que por Ozil, por Seeler más que por Klose, por Breitner más que por Swenis... Sguains.... por el cuidador de cerdos. Y mira que aquellos equipos alemanes para la historia son los que considero imbatibles. Pero esos equipos solo pierden ante un concepción y filosofía del juego netamente española: tener la puta bola.
Esta Alemania es un equipo joven que se mira en el espejo de La Masia y eso puede ser una combinación letal, pero de momento el de Löw es un equipo que no tiene personalidad propia. ni es la Alemania de toda la vida ni es España. Es joven, como digo, y seguro que llegará a lo más alto, pero de momento en lo más alto están unos cuantos bajitos, con poca furia (ni falta que les hace) pero con una forma de tocar el balón que enamoró en la Eurocopa y hoy ha vuelto a enamorar al mundo entero. Y encima con un golazo de un jugador que ha tenido que luchar todos y cada uno de los logros de su carrera, al que nadie ha regalado nada, un hombre de club, un jugador modesto en su reconocimiento pero inmenso en su categoría. Y dice Löw que no hay ningún pero, que ha perdido frente al mejor equipo del mundo. Lo más grande.
El enano duerme sin saber que el día de mañana recordará la noche en la que le ganamos (una vez más) a Alemania... pase lo que pase el domingo. Gracias España!
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