martes, 20 de abril de 2010

Ceniza



Está saliendo mucha ceniza, desde luego. Supongo que con el volcán de Islandia lo que se está teniendo es un exceso de celo, una prudencia mal entendida que tiene atenazadas a las autoridades europeas. Y lo pero de todo es que todo adquiere, en este mundo de la comunicación global, unos tintes dramáticos realmente preocupantes. Me decía ayer un conocido: ¿por qué no mandan un avión no tripulado a que vuele de París a Londrés, por ejemplo, y que vean si es que se puede volar? Vamos a ver. Que hay compañías mandando sus vuelos por encima del volcán de marras (que esa es otra, porque vaya nombrecito que le pusieron al pobre: Eyjafjallajokull) y, de momento, no han tenido el más mínimo problema. Que lo de mandar un avioncito de control remoto suena a peli basada en una historia corta de Stephen King. Que los cielos europeos no son una puerta al Abismo, ni nada de eso.

Uno ya no sabe si esta pasión por la tragedia,  por magnificar las desgracias y hacer de sucesos naturales heraldos del Armaggedon es inherente a nuestra especie, solamente a una parte de ella o es coyuntural. Me inclino más por esta última opción... no hay como una gripe, un volcán o un juez en el banquillo de los acusados para distraer a la gente. Ya ni el fútbol. El circo, cuando no hay pan, debe tener más sangre que normalmente.

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