viernes, 6 de febrero de 2015

No somos nadie

Acabamos de cerrar la jornada que terminamos y este disfraz es algo diferente, sin duda. Mañana, cuando llegue el día, será ya otro día. Nuestro día. El día de ponerle medias de colores a la luna, gorda, redonda... como la barriga de Noe. Unas medias o una peluca. Este año me faltarán besos que repartir, pero tendré hermanitos nuevos. Los que me han llevado por unos meses de disfrute y satisfacción mucho más allá de lo esperado. Ya solamente eso es un premio. Un gran premio. Ya solamente que Minguito vuelva a repetir su "Conformaros con la X". Ya solo que un dedo sangre o una garganta se rompa a base de ensayar. Mañana a repetir rutinas. A volver al Teatro. A ese escenario que me ha proporcionado alguno de los más hermosos momentos de toda mi vida. A esperar el telón. A poner bridas. A abrazar a compañeros. A tomar una cerveza. Con mis Manchas del alma. Con mi guitarra sin guitarra. Con mi cabeza. Y en la distancia con mi sevillanía hecha jamón. Con mis rizos de azabache que son como de mi familia. Con mi dulce locura iraní. Con mi vikingo malo. Y con tantos otros que echo de menos. Tanto que ni ellos se lo imaginan. Tanto que a lo mejor lo confunden y creen que no les echo de menos. Y con él. Y con ellos... Y cuando se levante el telón sentir ese aire fresco que arrastra. Sentir mil quinientas pupilas intentando adivinar que hay en la oscuridad. Sentir la luz como una epifanía de esperanza. Y dejarse llevar. Y sentir. Gracias a los loquitos que lo habéis hecho posible. Gracias a la pedazo de mujer que no me la merezco. Gracias a mis dos cachorros que en quince días estarán mordiéndome el lomo como siempre. Gracias a los que me hacéis sentir que no somos nadie. A disfrutar, partido a partido.